Mar 27 / Ignacio Jiménez

No hay camino hacia la sostenibilidad, la sostenibilidad es el camino

Existe en los últimos años una tendencia positiva en España dirigida a visibilizar y desestigmatizar los problemas de salud mental que gran parte de la población sufre de manera frecuente. Los medios de comunicación, diferentes figuras públicas como artistas y deportistas a través de las redes sociales, y cierta parte de la clase política, se han hecho eco de las crecientes cifras de personas cuyas vidas se ven afectadas de manera significativa por síntomas de estrés, ansiedad y depresión, teniendo como resultado un incremento notable en el uso de fármacos dirigidos a facilitar el sueño, de ansiolíticos y de antidepresivos.
En particular, esta tendencia a visibilizar los problemas de salud mental ha surgido también con fuerza dentro del mundo corporativo en la época post-pandemia, probablemente porque este evento afectó significativamente al bienestar emocional en los entornos de trabajo y porque hizo aflorar un problema estructural en la gestión de recursos humanos dentro las organizaciones que siempre ha existido. Desde nuestra experiencia en Nirakara hemos podido comprobarlo a partir de los proyectos que llevamos a cabo con grandes empresas, así como en nuestra participación en el proyecto ANCLA, que ofrece apoyo a emprendedores de alto impacto. Es un tema presente en las estrategias internas de apoyo a la plantilla en todas las áreas de salud laboral, prevención de riesgos, formación o desarrollo en grandes compañías. Pues existen numerosos estudios que muestran cómo el malestar emocional, el estrés, la ansiedad y la depresión afectan negativamente a la capacidad cognitiva de la persona, directamente relacionada con el desempeño de tareas, la resolución de problemas y el pensamiento creativo; así como a la empatía, capacidad de escucha y de relación interpersonal, directamente relacionadas con la capacidad de generar buen clima laboral. Estas métricas inciden en marcadores económicos de vital importancia en una compañía, como el abstencionismo, la productividad y la rotación de plantilla por falta de vinculación.

La sociedad del cansancio

En este razonamiento aparece entonces un punto de vista económico como principal motivador para la compañía. Probablemente no sea del todo así, ya que muchos miembros de la organización sí que tendrán una preocupación intrínseca por crear un espacio de trabajo mentalmente saludable, como lo hemos llamado en Nirakara, que sea independiente de la cuenta de resultados de la organización. Pero parece entonces que la preocupación por el bienestar emocional de la plantilla no tiene que ver con un sentido de responsabilidad hacia el ecosistema, que nosotros creemos que una empresa debe de tener, ya que se trata de un agente social más. Como miembro de la sociedad, una organización tiene parte de responsabilidad en su construcción. 

Lo cierto es que es una crítica común a esta aproximación el hecho de que la organización pretende mejorar el bienestar emocional de su plantilla con el objetivo de que puedan ser más explotados todavía, bajo la hipótesis de que alguien que está bien es más explotable que alguien que está mal. Así se crea el sustrato perfecto para la sociedad del cansancio. Descrita por el filósofo Byung-Chul Han, se trata de una sociedad basada en la producción en cualquier ámbito, en la que si no produces, no eres, no vales. Una sociedad en la que el individuo se autoexplota para alcanzar reconocimiento y valía, desde una supuesta libertad que no es más que un autoengaño que sirve de mecanismo para evitar entrar en conflicto con las obligaciones que la estructura social impone:

"En esta sociedad de la obligación, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados"

¿Cómo evitar este autoengaño? Al final parece que llevar atención y conciencia hacia los procesos internos y las motivaciones de uno mismo. Dar cuenta de lo que está sucediéndome emocionalmente, de mis pensamientos y mis reacciones, del impulso del hábito y la inercia en mi día a día. Entonces la libertad será conciencia y no autoengaño, y la hipótesis se vuelve engañosa, porque aunque es verdad que alguien que está bien trabajará mejor y producirá más, también es verdad que se sentirá más libre de verdad para elegir su entorno y su contexto, sus límites. 

El prisma de la sostenibilidad o la sostenibilidad es el camino

Otro marcador para conocer si realmente se está siguiendo un camino auténtico, en el sentido de que no se basa en un autoengaño, podría ser el de la sostenibilidad. Podríamos preguntarnos si esta situación que vivimos en nuestro entorno laboral para conseguir determinados objetivos personales relacionados con la productividad, es sostenible. O el responsable de un equipo en un departamento podría preguntarse si el estilo de liderazgo con el que organiza a su grupo para cumplir con las fechas de los entregables, es sostenible. O el consejo de administración de una compañía podría preguntarse si el contexto laboral y la cultura corporativa que está propiciando la dirección, aunque genere buenos resultados en los KPI de negocio, es sostenible.

Cuando al principio del artículo comentábamos que las motivaciones de los departamentos de recursos humanos para implementar medidas de mejora del bienestar emocional en la plantilla podían reducirse a motivaciones económicas, si utilizáramos el prisma de la sostenibilidad, llegaríamos a la conclusión de que, si se busca la continuidad, el progreso, el desarrollo y el crecimiento no hay otro camino que el de tratar que las personas se encuentren bien. Porque al final toda economía debe ser sostenible, o no es economía. Y para que se de esa sostenibilidad verdadera y de largo recorrido, como nos contaba la emprendedora Carlota Mateos en la entrevista que mantuvo con Gustavo Diez, director de Nirakara, todos los stakeholders de una organización, visto desde un espectro amplio que incluya no sólo a accionistas sino también a toda la plantilla y su entorno familiar, la estructura social y el ecosistema en la que se opera, deben ser beneficiados.

De esta manera, el prisma de la sostenibilidad abraza también una ética que no necesita ideología, sino la comprensión de que la sostenibilidad no es un fin, sino el camino, un medio que permite conocer si la dirección que se sigue lleva alguna parte. Así, los responsables de recursos humanos sabrán que si se quiere ser sostenible, el espacio de trabajo, como decimos en Nirakara, debe ser mentalmente saludable. En la sostenibilidad, aunque pueda haber estrés, será un estrés adaptativo que sirva para resolver situaciones puntuales, de mayor complejidad o que supongan un reto elevado. En la sostenibilidad no puede haber cabida para una sintomatología de estrés que lleva a la ansiedad y que termina en sintomatología de depresión porque una organización sostenida por individuos que padecen problemas de salud mental, nunca será sostenible. Está abocada a la autodestrucción. A largo plazo, nunca dará beneficios. A largo plazo maximizar beneficios es maximizar la sostenibilidad y salud mental. 

La sostenibilidad, por tanto, es sinónimo o al menos se acompaña, de bienestar en el individuo y de armonía en la organización. En la sostenibilidad, el cansancio es pasajero, no un estado permanente. La sociedad del cansancio no es compatible con la sostenibilidad. Parece obvio, pero uno de los elementos en común que aparecen en las formaciones que Nirakara ofrece al público general y a organizaciones, es que las personas no son conscientes de que viven en una situación que no es sostenible. Y las herramientas que enseñamos tienen como objetivo, en primer lugar, favorecer y propiciar ese dar cuenta, esa consciencia de cómo te encuentras.

Y en ese dar cuenta, en esa conciencia, el cambio del individuo cambiará a la organización. La organización se transformará en la medida en la que se transforman los individuos. Como decía Gustavo Diez en el artículo publicado en Cerebro, cámbiate y cambiarás tu mundo o como decía un místico, si quieres transformar la sociedad cámbiate a ti mismo.

Lo cierto es que siempre hay una elección, estamos decidiendo constantemente. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de ello, pero en la medida en la que lo hacemos consciente, seremos capaces de hacerlo desde la libertad eligiendo nuestro contexto, poniendo nuestros límites. Desde Nirakara, nuestro objetivo es que la persona sea capaz de transformarse para ayudar a la organización a ser sostenible, a crear un espacio de trabajo mentalmente saludable.